El 25 de marzo tuvo lugar en la Catedral de la Almudena de Madrid una Celebración Diocesana de Oración por la Vida. Coordinada por la asociación Evangelium Vitae, cuya misión es rezar por la vida, la ceremonia se dividió en tres partes, el rezo del Rosario, la Eucaristía, y Adoración al Santísimo, con bendición de las madres embarazadas allí presentes.
La Eucaristía la ofició Mon señor Rouco Varela, Arzobispo de Madrid. La homilía fue una hermosa reflexión sobre la defensa de la cultura de la vida por parte de los católicos.
Para los católicos, nos dijo el Cardenal, la defensa de la cultura de la vida sólo puede estar asentada en la cultura de la Gracia. Porque sabemos que sólo la Gracia puede vencer a la cultura de la muerte. Y la Gracia sólo puede venir si la pedimos a través de la oración.
Derecho a Vivir es una plataforma ciudadana aconfesional. Los voluntarios de Derecho a Vivir creemos que la defensa de la vida es un tema común a creyentes y no-creyentes, porque la vida es el derecho más básico que todos tenemos, el más indiscutible, por encima de todo principio religioso.
Pero aconfesional no significa laíco ni mucho menos laicista. Muchos de los volunarios de Derecho a Vivir somos católicos y es nuestra fe la que nos mantiene en una brecha que a veces es muy poco apetecible.
Cuando el domingo suena el despertador porque toca actividad DaV (en cualquiera de las innumerables variantes del último año: ponerse una gorra, agitar una bandera, recoger firmas, pasar frío o calor, concentrarse bajo la lluvía, disfrazarse de Bibiana para arrancarle una sonrisa y un poco de atención a los transeuntes, levantar una pancarta, repartir globos, hablar con unos y con otros, etc. etc.) la verdad es que ser católico es un plus que facilita mucho el levantarse y salir a la calle en vez de quedarse tranquilamente con la familia.
Muchas veces no tienes fuerzas, ni ganas, ni humor, pero la Gracia te lleva y te permite hacer cosas que nunca se te habrían pasado por la imaginación, y encima, muchas veces, como regalo extra, pasándotelo bien en el proceso.
Ciertamente no hace falta ser creyente, ni mucho menos católico, para ser activista provida, pero es mucho más fácil serlo si eres católico, porque ya no estás sólo y ya no son tus fuerzas las que te impulsan.
La Gracias nos da fuerzas y nos ancla en la percepción de que lo importante no es nuestro trabajo, las mil actividades del día a día. Dios es el que actúa, el que vence, el que puede derrotar a la muerte, nuestro papél es sólo «presentarnos al trabajo» ir allí sin preocuparnos de los resultados aparentes. Nos movemos en dos planos, con la certeza de que lo realmente importante no lo vemos, y la ventaja de que tenemos la victoria asegurada independientemente de lo que vemos.
Por eso, cuando se hace una concentración y van 600.000 personas es maravilloso, pero cuando van sólo 10 puede ser igualmente maravilloso y significativo, aunque humanamente no lo parezca.
La celebración de ayer en la Almudena y la homilía del Sr. Cardenal nos recordó todo eso a los provida católicos.
Gracias a Evangelium Vitae y al Arzobispado de Madrid por hacer posible ese regalo.
Ana Mª Robles
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